lunes, 4 de marzo de 2013

Entrevista en @20m a taxioviedo por @MirenM


¿Es un taxi? ¿Es un lab? No, es TaxiOviedo
10 febrero 2013 www.20minutos.es
Tenemos una visión, y hablo en plural capitalino, muy estrecha sobre los taxistas. Llena de clichés y de prejuicios. A veces se confirman, pero muchas veces no. Aun así nos confunde que tengan blog, hablen de filosofía o cuenten historias atractivas y fascinantes (un saludo a @simpulso). El lío aumenta, además, si tras hablar con alguien comoRixar Garcìa te subes a un taxi cuyo datáfono no va bien y pagar se convierte en un asunto delicado.
Os sonará un poco más si me refiero a él como TaxiOviedo. Nada más empezar a charlar me confiesa que lleva un mes y medio haciendo “el experimento de no estar conectado 24 horas al día”. No tiene que ser fácil para “el primer taxista del mundo” que usó Twitter para su negocio.
En una entrevista en 2010 decía que solo una decena de personas había llegado a su asiento trasero a través de esta red social; en los últimos días ha tenido avalancha de peticiones. Twitter es su red de cabecera (está en otras muchas, como FacebookInstagramYouTubeGoogle PlusFoursqare, etc.), el centro de su actividad social; pero no es lo que le da dinero.


La publicidad entra por la web, aunque las redes sociales le han permitido algo que no siempre ha llevado bien: venderse. “Soy tímido”, revela, al tiempo que relata que el camino hasta hoy ha sido lento. “Empecé en 2003 con la web y hasta 2006 no recibí ningún servicio (a través de ella). Nada. Pero yo decía, ¡tienen que contratarnos por Internet!”, explica.
Querer ir por delante de los demás le llevó a sumergirse en el SEO, el posicionamiento web, a montar una aventura por Estados Unidos con Foursquare o a tener Wifi y hasta ordenador e impresora en su taxi (“Eso me parece la bomba”, se me escapa).
Antes de llegar a Twitter, en 2009, pasó por la fase de tener blog. Y, de repente, un buen día se vio dando charlas al lado de gurús -en el buen sentido- de esto. “He tenido mucho tiempo para ponerme en la posición del cliente”, dice al otro lado del teléfono, pero “más bien a mi aire”. Su creatividad en redes e Internet pasa siempre por el “pragmatismo”, pero también por su “facilidad para soñar”. Creó una marca a su alrededor y logró fidelizar a los clientes a los que llevaba y traía del aeropuerto de Asturias. Luego llegaron las rutas turísticas o los micropagos.


Rixar vive entre dos mundos. El que le permite, en el súmmum del oficio, atender encargos de viajes de varios días por el sur de Francia, Portugal o todo el norte de la Península -”¿Eso pasa de verdad?”, le pregunto; se ríe, “sí, sí”-; o el que le anima a colocar un código QR en su taxi, que subasta en ebay para quien quiera publicitarse, o sensores de proximidad.
¿Qué hay de la app móvil? Al final, hizo una casi como una tarjeta de visita, para mostrar todo lo que hacía, pero no le sirve para dar salida de forma directa a sus servicios, “lo lógico es que una app sea un gestor de flotas y yo no tengo una. Sirve, entre otras cosas, para que te digan en tiempo real cuándo llega el taxi, y yo ya te lo he contado antes por DM”.
Su aspiración es convertirse en un taxilab, es decir, en un laboratorio de innovación, pero aplicado a su profesión. ¿Qué ocurre? Que al final todo eso cuesta dinero. Le gustaría que alguien confiara en él y casi le “obligara” a explicar lo que hace, querría “enseñar a las pymes que hay un mundo ahí fuera y cómo enfocarlo de manera efectiva”, apunta, pero “no por dinero”, apostilla.
Lo último que le ronda por la cabeza es relacionarse “con las smart cities” o ciudades inteligentes -”me atrae crear smart taxis” que, por ejemplo, tuiteen solos- y también con los robots.

A sus 40 años, este taxista nacido en Suiza tiene siempre “los oídos abiertos”. Sobre todo cuando lleva en su taxi a determinados clientes, coachers, consultores, trabajadores de alguna red social o gente influyente en Internet. A algunos le gustaría “freírles a preguntas”, dice.
Pero también está muy atento a lo que se habla en la Red. El año pasado descubrió un simpa de unos chavales que decidieron contarlo en Twitter y la historia saltó a los medios. Monitoriza la palabra “taxi” en Internet, incluso por localización. “Hay un peligro en meterte en conversaciones que no van contigo -reconoce-, pero siempre que interactúo es para ayudar o para ofrecer mis servicios”.
Acabemos en el mundo real. Le hago una pregunta obligada, ¿qué radio escucha? “Radio 3, música, sobre todo a@carmouna“. Otra de sus alternativas a la conexión es la filosofía, aunque últimanente “percibe” que las personas -se incluye- se están “formateando la cabeza para recibir píldoras de información y no profundizar”. Lo ve un “riesgo”.
A lo mejor por eso ha decidido que cuando termine con el libro de Ortega y Gasset que está leyendo lo liberará en su taxi, a ver si alguien se lo lleva. Aunque recuerda que una vez dejó durante un mes entero en el asiento un libro de economía “y nadie marchaba con él”. Quizá hoy, con la que está cayendo, desaparecería.


* La próxima aparición de TaxiOviedo en público será en el Mobile World Congress de Barcelona, aunque será virtual. Y hasta ahí puedo leer.

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