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martes, 8 de junio de 2010
Iglesia de San Miguel de Lillo
Notas Previas:
* Declarado Monumento Nacional en 1885 y como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, inscrito con otros monumentos prerrománicos asturianos con el nombre de "Iglesias del Reino de Asturias", en 1985.
* En la Edad Media, hacia el siglo XII, un desplazamiento de tierras destruyó los dos tercios más orientales de la iglesia, por lo que se cerró a partir del primer tramo de las naves con un muro y un ábside.
* En 1850, bajo la dirección de Andrés Coello se efectuó una primera intervención efectuando obras de conservación y reparación y eliminando todos los elementos añadidos a lo largo de diez siglos, para dejarla en su aspecto actual. A lo largo del siglo XX ha sufrido diversas intervenciones arqueológicas y de restauración.
Según indican todas las crónicas de la época, Ramiro I ordenó construir esta iglesia, situada a 300 pasos del palacio que hoy llamamos Santa María, como parte de la residencia de reposo que creó en la falda sur del monte Naranco. Todas sus características indican que la encargó al mismo arquitecto y que éste utilizó el mismo taller. San Miguel de Lillo: Planta según Gómez Moreno. En oscuro la parte que se conservaDesgraciadamente sólo ha llegado hasta nosotros una tercera parte de la construcción original, ya que toda la cabecera y parte de las naves se derrumbaron, posiblemente en el siglo XII, al parecer debido a un desplazamiento de tierras motivado por un arroyo cercano. En la actualidad, después de las excavaciones que se efectuaron a principios del siglo pasado, conocemos no sólo la parte que aún subsiste, sino también toda su planta original.
Si, como ya hemos indicado, todo el arte ramirense nos parece un rompimiento casi total con el arte asturiano anterior, San Miguel de Lillo es el caso más evidente. Se trataba de una iglesia de planta basilical de 15,85m de largo por 10.05 de ancho y hasta 11m de altura en la nave central, con tres naves, tres ábsides cuadrados de la misma profundidad pero más ancho el central que los laterales, dos compartimentos, uno a cada lado del crucero, y con un pórtico interior que soporta una tribuna a la que se accede por dos escaleras situadas cada una en un compartimento lateral del pórtico. Hasta aquí no parece ser tan "diferente" pero pasemos a analizar su estructura.
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San Miguel de Lillo: Reconstrucción de su aspecto original según PijoánA diferencia de los edificios asturianos anteriores, San Miguel estaba totalmente abovedado y la separación entre las naves era a base arcos sobre columnas en lugar de utilizar pilares. La nave central, de 11m de alto por sólo 3,35 de ancho, disponía de una bóveda de toba, sobre arcos perpiaños reforzados por contrafuertes exteriores, semejante a la de Santa María del Naranco, lo que da una sensación de verticalidad que parece anticipar el arte románico y que resulta completamente opuesta a la tendencia horizontal que domina en las iglesias del periodo anterior; por ejemplo en San Julián de los Prados la nave central mide unos 7m de ancho por 10 de alto y tiene cobertura plana de madera. En las naves laterales se utilizó un sistema aún más original: en lugar de disponer de una sola bóveda como la nave central, en éstas cada tramo tiene una bóveda independiente con la particularidad de que son perpendiculares entre sí y de distinta altura, más altas las perpendiculares a la central, en las que se abrían grandes ventanas con celosías caladas en piedra de magnífica decoración. Sólo podemos encontrar San Miguel de Lillo: Vista desde el sureste. Sólo los dos primeros tramos son originales.un antecedente próximo de este conjunto de bóvedas independientes en cada tramo de una nave en la cabecera de Santa Lucía del Trampal.
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Mientras la triple cabecera era ya habitual en el arte asturiano, su estructura general se asemeja más a algunas iglesias cruciformes visigodas, de tres naves abovedadas y sin separación de ambientes entre las naves y la cabecera como San Pedro de la Nave o Quintanilla de las Viñas, y con una tribuna sobre pórtico interior que ya encontramos en la mencionada de Quintanilla y en San Giao de Nazaré.
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A diferencia del periodo anterior, existe una riquísima decoración esculpida desarrollada para este edificio y mucha parte de ella sobre elementos estructurales, como en Santa María del Naranco, lo que demuestra que San Miguel también se construyó según un plan previo perfectamente definido.
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Es importante destacar que la calidad del arquitecto de Ramiro I es tan excepcional que en el periodo siguiente se perdieron todas las características reseñadas, excepto en San Salvador de Valdedios donde, aunque volviendo a la utilización de pilares, se mantuvo una relación semejante entre la altura y la anchura de la nave central y, por lo tanto, la sensación de verticalidad pero en un conjunto mucho más pesado.
Exteriormente su diseño de volúmenes era muy complejo debido a los contrafuertes y a las distintas alturas del pórtico, la nave central y los dos tipos de naves laterales. San Miguel de Lillo: Vista de la zona superior de la fachada principalSu estructura debía ser de gran originalidad para esa época ya que las dos naves laterales de mayor altura, de las que sólo se conserva la más occidental, darían la falsa sensación de que la iglesia disponía de dos naves transversales, como si tuviera dos naves de crucero. Su fachada principal es la más interesante de todo el prerrománico español. En la composición que forman sus tejados se contemplan cuatro planos distintos: en la parte inferior el pórtico y el muro de la primera nave lateral y en la superior además de los dos anteriores la nave central y la segunda nave lateral, todos ellos terminados en planos inclinados excepto el último que, al ser esta nave perpendicular a la central, se presenta como una línea horizontal. En el muro del pórtico existen una gran puerta en forma de arco de medio punto sobre jambas e impostas y dos grandes ventanas situadas sobre su vertical, una de ellas actualmente tapiada; en los de las primeras naves laterales hay otras dos grandes ventanas y en la parte superior del muro de la nave central un rosetón. Todas las ventanas están decoradas con celosías caladas en piedra, en las que se ha tallado con gran maestría una parte inferior de arcos de medio punto sobre columnillas y capiteles y, la superior se ha decorado con un rosetón o con nuevos arcos y otra decoración terminando en forma de arco de medio punto.
La decoración esculpida tiene en San Miguel tanta importancia como hemos visto en Santa María del Naranco. Las columnas de la nave eran lisas,San Miguel de Lillo: Detalle de la única ventana que queda en el costado sur sobre basas cuadradas decoradas con figuras humanas dentro de arcos y con capiteles de forma piramidal que contenían relieves de tipo bizantino o de ascendencia hispánica. Las de la tribuna alta tenían decoración de estrías, con imposta cuadrada en vez de capitel y los arcos de la tribuna estaban rodeados por óvalos de piedra con sogueado en los bordes y decoración interior de ruedas y soles, que recuerda mucho al arte visigodo. Aún mayor interés tiene la decoración de las jambas de la puerta de entrada, que contienen escenas con figuras humanas, parece ser que copiadas de un díptico consular del que se conserva una copia en el Museo de Leningrado. En base a todo lo anterior nos podemos hacer una idea del nivel que alcanzaría la decoración de la parte desaparecida de esta iglesia, sobre todo en la cabecera de la que se han encontrado algunos restos, entre otros el altar, trasladado posteriormente a Santa María y hoy en el Museo de Oviedo, con una decoración de gran calidad que forma un friso de hojas de hiedra. Es importante destacar que aquí aparece esculpida por primera vez en el arte asturiano la figura humana, cuyas últimas representaciones anteriores en España se encuentran en monumentos dos siglos más antiguos como San Pedro de la Nave o Quintanilla de las Viñas. Como ya hemos indicado, parece que toda la decoración esculpida fue desarrollada por un único taller, el mismo que decoró Santa María, con la misma técnica que modifica la de bisel a dos planos visigodo redondeando los volúmenes para obtener un efecto mucho más suave y realista, y San Miguel de Lillo: Detalle de la decoración de una jamba de la puertatambién con motivos de influencias tan diferentes como la bizantina, la oriental, la irlandesa y la hispánica.
También se conservan algunos restos de pinturas murales, en los que se pueden distinguir dos tipos muy distintos, uno semejante a las de las bóvedas de los ábsides de San Julián de los Prados y otro con figuras humanas, que también aparecen por primera vez en el arte asturiano y que tienen una gran relación con la miniatura llamada "mozárabe".
Como en Santa María del Naranco, en esta iglesia nos encontramos con otra gran obra de un arquitecto genial, que supo conjuntar las técnicas constructivas y artísticas conocidas hasta ese momento para crear unas edificaciones que se apartaban casi totalmente de lo habitual en esos momentos, con una completa planificación previa y desarrollada por un equipo que demuestra una gran madurez. De hecho el conjunto palacial del monte Naranco constituye una de las zonas más importantes de todo el arte prerrománico europeo, hasta el punto de que las soluciones que se utilizaron en estos dos monumentos se adelantaron tanto a su época que en el periodo siguiente no pudieron ni siquiera intentar imitarlas, por lo que para volver a encontrar construcciones con una estructura semejante debemos esperar al comienzo del arte románico, más de cien años después.
PD: Corta y pega de http://www.turismo-prerromanico.es
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